En un comercial televisivo, Monica Clare, una monja en el norte de Nueva Jersey, camina por una iglesia iluminada por el sol, se sienta en una banca y se persigna. Su mensaje: TikTok es una fuerza del bien.
“Gracias a TikTok, he creado una comunidad en la que podemos sentirnos seguros haciendo preguntas sobre la espiritualidad”, dice en el anuncio.
Clare es una de varias aficionadas a TikTok —junto con ganaderos de acento marcado, un veterano de la Marina conocido como Patriotic Kenny y algunos emprendedores— que aparecen en comerciales de la red social, sujeta actualmente a un intenso escrutinio en Washington D. C.
“TikTok definitivamente tiene problemas con su marca en Estados Unidos”, comentó Clare, de 58 años, en una entrevista. “La mayoría de la gente, sobre todo las mayores de 60, dicen que TikTok es un montón de basura superficial. No la usan. No entienden qué tipo de contenido hay ahí”.
“TikTok ha sido muy inteligente al decir: ‘No somos así; somos mucho más que eso’”, agregó.
Esa parece ser la idea impulsora de la iniciativa publicitaria multimillonaria de TikTok en televisión y en redes sociales rivales en todo el país —con la etiqueta #KeepTikTok— ahora que el Senado se encuentra analizando un proyecto de ley que obligaría a la propietaria china de la compañía, ByteDance, a vender la aplicación o quedar vetada en Estados Unidos. Muchos legisladores de ambos partidos han señalado que la aplicación podría poner en peligro los datos confidenciales de los usuarios o usarse como una herramienta propagandística de China.