La decisión de Ecuador de enviar agentes de policía a la Embajada de México para detener a un político que se había refugiado allí avivó las tensiones entre dos países que ya estaban enfrentados, pero puede suponer un impulso político para el presidente ecuatoriano.
El presidente Daniel Noboa ha tenido que hacer frente a unos índices de aprobación cada vez más bajos en medio de un aumento de la violencia semanas antes de un referéndum que podría afectar sus perspectivas de reelección para el siguiente año. La disputa con México, que suspendió sus relaciones diplomáticas, puede ser justo lo que necesitaba.
El político detenido, Jorge Glas, otrora vicepresidente de Ecuador, había sido condenado a prisión por corrupción y vivía en la embajada de México en Quito desde diciembre. El viernes, México le concedió asilo y la policía ecuatoriana entró en acción.
El despacho de Noboa dijo que la detención se había llevado a cabo porque México había abusado de las inmunidades y privilegios concedidos a la misión diplomática, pero el mensaje que envió también estaba en consonancia con el enfoque de mano dura de Noboa para hacer frente a la violencia y la corrupción en Ecuador.
El líder de centroderecha, de 36 años, llegó al poder en noviembre después de que el presidente Guillermo Lasso, que se enfrentaba a un proceso de destitución por acusaciones de malversación de fondos, convocó elecciones anticipadas. Noboa ocupará el cargo hasta mayo de 2025, fecha en la que finaliza el mandato de Lasso.